Ciudad de México.- Tochtli (Miguel Valverde) es un niño inquieto, le gustan la historia, los samurái y los sombreros. También es muy imaginativo y quiere para el zoológico de su «palacio» dos hipopótamos enanos de África.
Su papá, Yolcaut (Manuel García-Rulfo), el mero mero capo de la droga en el México de los 90, es un hombre violento, pero complace a su hijo en todo porque el pequeño vive encerrado en un rancho y en su corta vida ha conocido a no más de 15 personas.
Basada en la novela homónima de Juan Pablo Villalobos, Fiesta en la Madriguera es el retorno cinematográfico de Manolo Caro, con el que da un viraje a su estilo.
«La película trata de la relación del padre con el hijo, más que de la atmósfera donde sucede… que claro que es importante, porque es un detonador, pero la historia habla de esta conexión, de este amor entre un padre y un hijo.
«Y cómo el hijo lo tiene completamente idealizado y empieza a descubrir que su padre es un ser humano que comete errores y que tiene actos de amor muy irracionales que terminan siendo violentos. Pero creo que Yolcaut es un gran padre, a pesar de todo», cuenta el realizador de las cintas La Vida Inmoral de la Pareja Ideal y Perfectos Desconocidos.
«Mi base para el personaje fue el amor, la conexión, la dinámica con su hijo, y dejé que lo demás, el mundo donde vive, lo que hace Yolcaut se contara en los diálogos, en la atmósfera de las escenas, pero el corazón de la película es la conexión que tienen», secunda García-Rulfo, actor que ha colaborado con Caro en los dos filmes citados y que a nivel internacional brilla con la serie El Abogado del Lincoln, de la que Netflix estrenará, en fecha por anunciar, su tercera temporada.
Caro señala que aceptó el reto de incluir en esta cinta, que se estrenará a nivel global el 1 de mayo, dos elementos a los que les rehuía: dirigir a niños y secuencias con animales.
«Yo tengo un problema con los niños actores, porque lo veo. Creo que es muy difícil encontrar a un niño que no caiga en eso de ‘ya estoy actuando’… y la frescura de Miguel (Tochtli) nos ha dejado a todos muy impactados.
«Es un niño que sabía lo que estaba haciendo, cosa que me interesaba mucho es que se diera cuenta que estaba trabajando, y aun así nunca actuaba como ‘agrandadito’, y probablemente, por esta experiencia, repetiría con un niño actor», destaca Caro.
En esta producción, en la que participan también Raúl Briones, Teresa Ruiz, Mercedes Hernández, Daniel Giménez Cacho y Gerardo Trejoluna, entre otros, el cineasta filmó un safari en Namibia con sus protagonistas en la búsqueda de los hipopótamos enanos tan anhelados por Tochtli.
«Con los animales es muy pesado, siempre estás a expensas de que suceda, es como un acto de fe de que el animal se comporte. Manuel es muy de rancho y eso, pero es muy difícil… los moscos, el calor…», relata Caro.
«… El que no puedas ir a ningún lado… estábamos en unos búngalos y no te dejan salir a menos que vayas con un guardia porque hay leones que te pueden… ¡todo te come ahí! Fue rudo, pero bastante padre porque le dio un toque muy grande, épico a la película», narra, entre risas, García-Rulfo, quien tomó el estelar luego de que Tenoch Huerta fuera retirado a días de arrancar el filme por señalamientos de abuso sexual de parte de la saxofonista María Elena Ríos.
Tanto para el director como para el actor, esta tercera colaboración es muy emotiva porque viene a consolidar una amistad de más de 20 años que surgió en Guadalajara, cuando entre ellos se echaban porras para que les fuera bien en sus caminos.
A diferencia de la novela, la versión cinematográfica tiene un final violento y doloroso que, de acuerdo con Caro y García-Rulfo, lo hace más entrañable.