En pleno corazón de París, la noche del 9 de julio daría paso a un robo que parecía salida de una película de acción. A las 9:30 de la mañana, cuatro hombres armados llegaron en moto al Museo del Louvre, uno de los lugares más emblemáticos y visitados del mundo. Sin llamar la atención, accedieron al interior a través de una escalera de mudanzas situada en el lado del río Sena, que permite un acceso rápido y discreto al edificio.

Después de unos minutos de exploración, los ladrones encontraron el objetivo principal: la Galería de Apolo, ubicada en el primer piso. Allí, se exhiben algunas de las joyas más valiosas del mundo, incluyendo la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III. Los hombres armados rompieron con una motosierra las vitrinas que protegían las piezas, y rápidamente recopilaron los objetos de valor.

Pero, en su huida precipitada, la corona de la emperatriz Eugenia se cayó de la moto, lo que permitió a los responsables del museo recuperarla. Aunque sufre daños menores, el objeto sigue siendo una pieza importante del patrimonio cultural francés y un símbolo del poder imperial.

La escena del crimen fue descrita como “cine de acción” por los testigos presenciales. Un transeúnte que se encontraba cerca del lugar describe cómo vio a cuatro hombres vestidos con chaquetas negras y gafas oscuras, cada uno montando una moto differente. “Era como si estuvieran en una misión secreta”, recuerda el testigo.

La investigación sigue en curso, pero los expertos creen que la operación fue planeada con precisión. “No hay duda de que estos ladrones tienen experiencia en robos de este tipo”, afirma un oficial del museo. “Se muestran serenos y tranquilos, sin mostrar el menor signo de estrés o nerviosismo”.

La Galería de Apolo fue cerrada temporalmente como medida de seguridad, y los expertos están trabajando para evaluar el daño causado y determinar la procedencia de las piezas robadas. Aunque la corona de la emperatriz Eugenia puede ser recuperada, otras joyas y objetos de valor siguen desapareciendo.

El robo en el Louvre es un golpe duro para la comunidad cultural francesa, que siempre ha considerado este lugar como un símbolo de la riqueza y la diversidad del patrimonio cultural francés. La seguridad de los museos y galerías debe ser reforzada, y la sociedad civilista exige una investigación exhaustiva y transparente para que los responsables sean capturados y juzgados.

Mientras tanto, el Louvre permanece cerrado hasta nuevo aviso, y los visitantes se ven obligados a buscar otras opciones de entretenimiento en la ciudad. Sin embargo, la pasión por la cultura y el patrimonio no será vencida fácilmente.